Los
juegos manipulativos pueden comenzar siendo procesos sumatorios muy simples,
como hacer filas, y convertirse en verdaderas configuraciones representativas que estimulan a inventar historias. Es importante que tanto el espacio y los
materiales, como las normas que rijan la actividad en el rincón, permita que
cualquier juego manipulativo pueda convertirse en un juego representativo y que,
un juego que inicialmente puede ser solitario, pueda convertirse en juego en pequeño
grupo.