Cuando
un niño o una niña se anima a juguetear físicamente con un compañero o compañera
es porque se despertó en él un nivel suficiente de simpatía personal hacia el
amigo o amiga.
La
conciencia de que se puede tocar, agarrar, tumbar, golpear suavemente, etc., a
un amigo
o amiga es un elemento que da seguridad y confianza en los otros, en la medida
en que sentir que éstos van a soportar la proximidad personal sin sentirse
ofendidos, produce autoestima y solidaridad.
El
juego de contacto físico es un contexto en el que la interacción personal se
realiza a través del lenguaje corporal y en que lo que se transmite es emoción,
sentimiento y conocimiento social y psicológico compartido.