La educación artística puede
convertirse en una herramienta importante en la formación de los más pequeños
ya que permite al alumnado acercarse e identificar lenguajes simbólicos de
cierta complejidad y, además, fomenta lo que Buber (1961) llama el «instinto
originador» que debe ser desarrollado y estimulado para ayudar a los individuos
en la etapa infantil a conformar una sensibilidad estética fuerte y definida
que le será útil en el futuro a la hora de comprender creaciones artísticas o
para tomar decisiones relacionadas con el gusto.
El aprendizaje a través de obras de arte en Educación
Infantil, nos permite educar para un
pensamiento creativo y holístico en el que es posible, desarrollar múltiples
capacidades intelectuales, axiológicas, comunicativas y motoras. Por otro lado,
el contacto con imágenes artísticas, fundamentalmente, les permitirá un
acercamiento al lenguaje artístico y visual, una perspectiva de lenguaje que acompañará
a niñas y niños durante el resto de sus vidas.