Según
Eisner (2002), los programas de educación relativos al arte en edad infantil
deben tener en cuenta dos ámbitos de enseñanza, que para nosotros deben ser
inseparables, por un lado el de «la creación» de las artes visuales, y por otro
lo que él denomina el «dominio crítico», a través del que pueden desarrollar
capacidades que permitan que el niño se divierta y el mismo tiempo conozca y
experimente las obras de arte.
En
las últimas décadas del siglo XX y las primeras del XXI, la situación de la
didáctica de la historia del arte ha ido variando gracias a una valoración de
nuestro patrimonio cultural como elemento base en la enseñanza, en este sentido
cada vez se incorporan más actividades prácticas en las que el arte y su
historia crean situaciones pedagógicas que promueven la creatividad y
pensamiento crítico entre el alumnado, un aspecto muy importante en la
educación actual.