martes, 23 de mayo de 2017

Los animales domésticos: La oveja.

“Blanquita viene al cole”
“Puede que la hayas visto  otros animales como yo mientras paseabas por el campo, seguro que los cuidaba un pastor. Hola soy Blanquita, soy un animal muy especial. Tengo un cuerpo con cuatro patas, una cabeza y un rabo. En mi cabeza tengo dos pequeñas orejas con las que puedo oír, dos ojos para mirar, una nariz para oler y una boca para comer. El color de mi piel es el blanco, pero también tengo amigas negras. Todo mi cuerpo está cubierto de un pelo suave como el algodón, es lana y con él se pueden tejer bufandas.

A mí, que soy pequeña, me llaman cordera. Mi mama es la oveja y mi papa el carnero. Al poco tiempo de nacer, mis patas se ponen derechas y puedo caminar. Nunca me alejo mucho de mi mamá, así cuando tengo hambre es muy fácil: voy a mamar. Cuando salimos al campo el pastor, con ayuda de su perro, nos guían a todo el rebaño hasta los pastos”.

OBJETIVOS DIDÁCTICOS.
- Identificar y regular los sentimientos propios, las emociones cuando tratamos con animales e identificar y respetar los de los otros.



- Identificar y valorar las características principales de la oveja


- Conocer los productos que obtenemos de la oveja.



- Conocer los oficios tradicionales relacionados con el ganado ovino, el pastor.


- Conocer y apreciar la importancia del medio natural y de su calidad para la vida humana, manifestando hacia él actitudes de respeto y cuidado.

- Conocer algunas relaciones elementales entre el clima y las formas de organización de la actividad humana en relación al cuidado de las ovejas.
- Fomentar actitudes de participación, de colaboración y de respeto de las normas que rigen la vida en grupo.



Agradecimientos: A José Antonio y Eladia, papás de Álvaro, por aproximar a los niños y niñas a la realidad natural, al conocimiento por experiencia directa, de primera mano, de un cachorro de mamífero, el cordero, tan habitual en nuestro paisaje y tan alejado de la vida cotidiana del alumnado. Gracias por recordarnos oficios aún presentes y casi reducidos en nuestra memoria al costumbrismo, gracias por darnos a degustar el queso manchego, producto estrella de nuestra gastronomía.