La memoria, la capacidad de aprendizaje, la atención, la
concentración… todos ellos son aspectos que se desarrollan mediante un
trabajo constante. Pero, ¿de qué
manera logramos que la mente de los más pequeños trabaje sin que les sea
aburrido y tedioso?
Los niños
pueden potenciar su memoria a través del juego, ya que los acontecimientos
agradables resultan muy útiles para grabar recuerdos. Desde pequeños, es
posible aprovechar determinadas estrategias para mejorar la atención y entrenar
el cerebro.
Las
funciones ejecutivas son las capacidades mentales encargadas de resolver de
manera consciente, voluntaria y eficaz la mayoría de los problemas que se le
presentan a un individuo. Por tanto, son funciones ejecutivas la planificación,
anticipación, flexibilidad, la memoria de trabajo y toma de decisiones. Durante
la Educación Infantil se produce un desarrollo importante de estas funciones, de
ahí la necesidad de estimularlas de manera temprana. De esta forma, los juegos
de memoria para niños tratan de estimular y rehabilitar la memoria de trabajo,
entre otras funciones ejecutivas.
La memoria
de trabajo es la función ejecutiva encargada de mantener y utilizar
temporalmente cierta información que se requiere utilizar en diferentes tareas.
La memoria de trabajo puede manipular estímulos auditivos o visuales que estimulan la memoria a través de
diferentes dinámicas. De esta forma, la realización combinada de juegos de memoria infantiles resulta más que
adecuada para fomentar el desarrollo de la memoria en su totalidad al abarcar
gran parte del espectro sensorial. Por este motivo, entrenar la memoria desde
pequeños es primordial para adquirir destreza a la hora de realizar tareas más
complicadas.
Muchas gracias a Santiago, papá de Nerea, por
regalarnos este juego, por jugar, por compartir su tiempo con los niños y niñas compañeros y amigos de
su hija.