El soporte vertical nos indica que el niño se encuentra ya
desinhibido para trazar múltiples iconografías. Ahora debemos pues comenzar
otro proceso paulatinamente: el de la inhibición.
Para ello es
necesario partir de los presupuestos que el niño domina. El soporte vertical
de grandes dimensiones le permitirá seguir desinhibiendo su
capacidad grafomotora, pero a la vez lo introducirá en una posición en la que
el cuerpo ya se encuentra fuera: de pie frente al muro. La verticalidad del
soporte es totalmente paralela a la del cuerpo del niño y esto le permite
asimilar mejor el campo de referencias.
El proceso inhibidor comienza con la disminución
progresiva de las dimensiones del soporte. La pizarra digital le hace
experimentar sensaciones diferentes, pero su marco sigue ofreciéndole la
posibilidad de ceñirse a un espacio cerrado.