"El títere no es un actor que habla, es la palabra que
actúa." (Paul Claudel)
Por la fuerte relación que mantiene con el juego
infantil permite que los niños, al manipular los títeres, hablen a través de
ellos y los conviertan en intérpretes de lo que quieren expresar; así les
asignan roles específicos, inventan diálogos o discursos en los que exponen
muchas veces situaciones proyectivas de sus propias circunstancias (M. Glanzer,
2000).