lunes, 24 de noviembre de 2014

Educar para la igualdad: tercera sesión.

El Decreto 67/2007, de 29-05-2007, por el que se establece y ordena el currículo del segundo ciclo de la Educación infantil en la Comunidad Autónoma de CastiIla-La Mancha, actualmente en vigor, enumera las competencias básicas que las define como “un conjunto de conocimientos, destrezas y actitudes que son necesarias para la realización y desarrollo personal”

Al referirse a la competencia social, reseña que a través de ella, “se construye el comportamiento ciudadano y democrático”.

En cuanto a ser competentes en autonomía e iniciativa personal, deja absolutamente claro que “la niña y el niño de cinco y seis años a medida que conoce y controla su cuerpo, mientras actúa, se muestra seguro de su propia eficacia a la hora de manejar útiles; de concluir las rutinas personales con mayor eficacia y "solos"; y de abordar nuevas tareas e iniciativas asumiendo ciertos riesgos que es capaz de controlar.
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Al abordar la competencia emocional en el segundo ciclo de Educación Infantil, dice el currículo que “en el desarrollo de cada una de las acciones que la niña y el niño realizan, en un horizonte cada vez más amplio, y en contacto con las personas que tienen un papel determinante en su vida, construye el autoconcepto y desarrolla la autoestima”.

Pero si revisamos las áreas curriculares descubriremos que:

En el área I “Conocimiento de sí mismo y autonomía personal” se precisa que hay que potenciar la iniciativa y confianza del niño en  sus propias posibilidades; la práctica de los hábitos de higiene, alimentación, vestido, descanso y protección y a establecer relaciones con los demás basadas en el respeto a las normas de convivencia. Para su logro, los contenidos del área se pueden organizar en tomo a "El juego y la actividad en la vida cotidiana".

El área II, “Conocimiento e interacción con el entorno”,  es especialmente relevante el conocimiento y participación en la vida de la comunidad y la convivencia. En síntesis, en esta área se pretende favorecer en niños y niñas el proceso de descubrimiento y representación de los diferentes contextos que componen el entorno infantil, así como facilitar su inserción en ellos, de manera reflexiva y participativa. Por ello, es preciso abrir la escuela al medio, para que pueda recoger las experiencias de forma directa en un ambiente educativo que estimula la curiosidad del niño y la niña, y al que no puede estar ajeno la propia familia.