Vino a vernos Aldo J.
Méndez y, como siempre, nos regaló
canciones y palabras. Así se llama su último disco-libro, “Canciones y Palabras”,
por el que fue nominado a los premios Grammy Latinos de música, en el apartado
de música infantil. .
Hablar
de Aldo es contar el cuento del cuentacuentos, aquel que hace ya algún tiempo
nació en Meneses, pueblecito pequeño, en Cuba, que no tiene vocación de gran
ciudad.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEijN3ex7r2p0LDQ9qbO1epStiahvTgDf0n5LyE6eVZMgHIbOkBwiRdOf1NJ4S96c5cjCbz1j7kOBkfOVn8Nkvu8L1mkUGUzf_5UrrE0J5uW_nodsvB6xV_977i47bmyEcUEzLR7FIJshDsQ/s400/20170217_111820.jpg)
Aldo sale de la Habana dejando escrito Recuerdos
de mi única casa, Colección "Papeles
de la rosa blanca", Unión de escritores y Artistas de Cuba (1998). Él, que
es de cultura fruto del mestizaje, sabe de la necesidad
de los hombres por conquistar las fronteras para repartir el conocimiento, la
ciencia, la tecnología..., para compartir el pasado y el futuro.
Es duro caminar por tierra nueva, pero el cuento crea lazos, el
cuentero nunca anda solo. Aldo crea espacios de placer y encuentro, es cuentero
cosmopolita que sabe hablar a nuestro corazón. Escribe para niños
que escuchan, hablando de profundos e intensos sentimientos de amor y de
añoranzas y cabría preguntarse hasta qué punto el niño es medianamente consciente
de la lírica palpitación que emana la poesía de Aldo. Gabriel Celaya afirma que los niños poseen un
sentido de esa magia verbal que, al margen de toda significación lógica, yace
en las entrañas del lenguaje y que la poesía pura reclama.
Aldo, cuentero y poeta, sabedor
amoroso de niños y de versos, pudiera asegurar que la poesía infantil más
válida, o la única válida, es la que se nutre de la tradición oral y el primer
contacto con la tradición llega con las canciones
de cuna. En las nanas el niño es
sujeto meramente receptivo. Nana
de la yerba buena, Yerbas de la buena nana. Nana de la negra Nana. Nana canta y guía, mece y dispone. En la nana,
únicamente dos personas y como lazo de unión, la cancioncilla, parte integrante
de ese manto sonoro con que Nana borboteante, en sostenida charla, envolvía al
niño.
Aldo sabe que su poesía provoca juego y canción. Juegos
en los que son la madre y el niño los dos sujetos intervinientes: Mi madre es la que canta/ De un grillo
la tristeza/ Es hada y es sirena/ Es ángel y es cereza.
Con un botón, un
carrete de hilo, una pluma, un millón de cocuyos, con las cintas de colores,
con silencios y barullos y pajaritos y flores y los cinco dedos de su mano,
construye el niño un mundo difícil, cruzado de resonancias inéditas que cantan
y se entrechocan.
En Canciones y Palabras nos
propone jugar al corro, invenciones en las que la palabra es
el santo y seña de la actividad lúdica en grupo, acertijos, enredos,
palabrinventos, rondas viejas..., jugar, siempre jugar con la palabra.
Aldo,
es gran animador en el más exacto significado del término animar: vivificar el
espíritu, excitar la acción, infundir energía moral. Seguirá soñando poemas
mientras el traqueteo del tren lo adormece. Nos hablará de nietos y de abuelos,
de caballos de colores. Pondrá voz a la memoria de la
especie, nombrando emociones, sentimientos,
sentidos, significados que se van desperezando dentro de nosotros.
Ayudará a forjar imaginarios para guiarse en la construcción de un mundo nuevo.