viernes, 17 de febrero de 2017

Llegó Aldo y con él la magia de la palabra.

Vino a vernos Aldo J. Méndez  y, como siempre, nos regaló canciones y palabras. Así se llama su último disco-libro, “Canciones y Palabras”, por el que fue nominado a los premios Grammy Latinos de música, en el apartado de música infantil.   .
Hablar de Aldo es contar el cuento del cuentacuentos, aquel que hace ya algún tiempo nació en Meneses, pueblecito pequeño, en Cuba, que no tiene vocación de gran ciudad.

Aldo partió rumbo al frío de la estepa rusa, a Moscú. Llevaba el encargo, como si de una prueba de héroe de cuento se tratara,  de convertirse en filósofo. Con la misión cumplida,  vuelve a casa y se lanza de lleno a la animación socioeducativa. Utiliza la radio para regalar palabras, cuentos y poesías. Trabaja para el Ministerio de Cultura Cubano, su objeto el cuento, los cuentos. El niño frente al relato. El niño, anhelante, fascinado con la voz, los ademanes y la mirada del cuentero. Aldo atrae el interés de los niños inflamados de curiosidad, atentísimos a las peripecias, intolerantes con cualquier modificación que perciban en narraciones ya escuchadas y nuevamente repetidas. Cuenta cuentos maravillosos, realistas, de animales. En ellos al oyente infantil le sobra toda posible explicación. Lo que recaba es acción, el transcurrir vertiginoso de los acontecimientos. Cuentos que buscan la sorpresa y la hilaridad. Cuentos en los que el niño encuentra respuesta a sus interrogantes existenciales –soledades, temores, incertidumbres, necesidades de atención y de cariño-, que se le irá ahormando en el devenir de las incidencias de la fábula, con el triunfo de los representantes del bien, de la justicia.

Aldo sale de la Habana dejando escrito Recuerdos de mi única casa, Colección "Papeles de la rosa blanca", Unión de escritores y Artistas de Cuba (1998). Él, que es de cultura fruto del mestizaje, sabe de la necesidad de los hombres por conquistar las fronteras para repartir el conocimiento, la ciencia, la tecnología..., para compartir el pasado y el futuro.
Es duro caminar por tierra nueva, pero el cuento crea lazos, el cuentero nunca anda solo. Aldo crea espacios de placer y encuentro, es cuentero cosmopolita que sabe hablar a nuestro corazón.  Escribe para niños que escuchan, hablando de profundos e intensos sentimientos de amor y de añoranzas y cabría preguntarse hasta qué punto el niño es medianamente consciente de la lírica palpitación que emana la poesía de Aldo.  Gabriel Celaya afirma que los niños poseen un sentido de esa magia verbal que, al margen de toda significación lógica, yace en las entrañas del lenguaje y que la poesía pura reclama.
Aldo, cuentero y poeta, sabedor amoroso de niños y de versos, pudiera asegurar que la poesía infantil más válida, o la única válida, es la que se nutre de la tradición oral y el primer contacto con la tradición llega con las canciones de cuna.  En las nanas el niño es sujeto meramente receptivo. Nana de la yerba buena, Yerbas de la buena nana. Nana de la negra Nana. Nana canta y guía, mece y dispone. En la nana, únicamente dos personas y como lazo de unión, la cancioncilla, parte integrante de ese manto sonoro con que Nana borboteante, en sostenida charla, envolvía al niño.
        Aldo sabe que su poesía provoca juego y canción. Juegos en los que son la madre y el niño los dos sujetos intervinientes: Mi madre es la que canta/ De un grillo la tristeza/ Es hada y es sirena/ Es ángel y es cereza.

Con un botón, un carrete de hilo, una pluma, un millón de cocuyos, con las cintas de colores, con silencios y barullos y pajaritos y flores y los cinco dedos de su mano, construye el niño un mundo difícil, cruzado de resonancias inéditas que cantan y se entrechocan.

En Canciones y Palabras nos propone jugar al corro, invenciones en las que la palabra es el santo y seña de la actividad lúdica en grupo, acertijos, enredos, palabrinventos, rondas viejas..., jugar, siempre jugar con la palabra.



Aldo, es gran animador en el más exacto significado del término animar: vivificar el espíritu, excitar la acción, infundir energía moral. Seguirá soñando poemas mientras el traqueteo del tren lo adormece. Nos hablará de nietos y de abuelos, de caballos de colores. Pondrá voz a la memoria de la especie, nombrando emociones, sentimientos,  sentidos, significados que se van desperezando dentro de nosotros. Ayudará a forjar imaginarios para guiarse en la construcción de un mundo nuevo.