“Jugando, Jugando, Jugando, de pequeños aprendemos a hacernos mayores.
Jugando, Jugando hacemos crecer nuestro espíritu, ampliamos el campo de nuestra
visión, de nuestros conocimientos. Jugando, jugando decimos y escuchamos cosas,
despertamos a aquel que se ha dormido, ayudamos a ver a aquel que no sabe o a
aquel que le han tapado la vista” Antoni Tàpies
El ser humano hereda toda la
evolución filogenética, pero el producto final de su desarrollo vendrá
determinado por las características del medio social donde vive. El juego es una
acción espontánea de los niños que se orienta a la socialización. A través de
ella se trasmiten valores, costumbres…El juego como una necesidad de saber, de
conocer y de dominar los objetos; en este sentido afirma Vygotsky que el juego no es el rasgo predominante en la
infancia, sino un factor básico en el desarrollo. Es un entramado entre la
acción, el símbolo, las reglas y modos culturales que se relacionan entre si, además,
el juego constituye el motor del desarrollo en la medida en que crea Zonas de
Desarrollo Próximo (ZDP).
La mayoría de los expertos
coinciden en que el juego es una actividad vital e indispensable para el desarrollo
humano. A través del juego el niño y la niña expresa sus emociones,
sentimientos, al mismo tiempo que descubre, explora y experimenta con
sensaciones, movimientos, relaciones, a través de los cuales llega a conocerse
a sí mismo y al mundo que le rodea.
Adrián, el papá de Alejandro, nos
propuso jugar con un objeto, la pelota, en el que había que echar suertes,
elegir (como en la vida misma.. ¿a quién quieres más a…?) y también, el propio
juego, supononía aplicar destrezas de coordinación oculo-manual y puntería. Jugar
al cazo-pelotazo, es jugar a un juego tradicional que fomenta la aportación
individual al grupo, el sentimiento de pertenencia. Gracias a Adrián por favorecer el desarrollo social de niños y niñas
iniciándonos en los juegos de reglas, aceptando las normas, aprendiendo a compartir
y a apreciar el compañero de juego.