lunes, 20 de marzo de 2017

El cuento: literatura vivida.

«siempre que contamos un cuento a un niño,
 sobre su alma llueve y sobre sus ojos nieva, 
aunque sea agosto
Walter Benjamin


 “Para el niño pequeño, la palabra oída ejerce una gran fascinación. La palabra y su tonalidad, su ritmo, los trazos afectivos que teje la voz, cuando es temperatura emocional, calma, consuelo, ternura, sensorialidad latente. El magnetismo por el ritmo y la entonación puede desplegarse con intensidad, al escuchar la voz de otras memorias, viejas-nuevas-voces, de rimas, retahílas, cancioncillas, cuentos.

Podemos formular la hipótesis de que la literatura oral es una forma básica, un modo literario esencial en la vida del niño pequeño, porque la palabra está impregnada de afectividad…. El libro oído, visto, tocado, olido, el desciframiento emocional-oral-sensorial, el libro-lectura compartida con otro, le ayudarán en su contacto posterior con la letra impresa, motivando una lectura gozosa.

Las palabras para el niño están vivas porque la palabra nombra una realidad. La palabra que nombra, que da nombre a las cosas y a los sentimientos, es una función del lenguaje. El cuento y la poesía oídas, recitadas, proporcionan al niño valiosos datos sobre la lengua materna.

Reconocer las construcciones del idioma, las formas de lo hablado, las entonaciones que dan color a la palabra, el cambio de significaciones según los sentimientos que expresan; la emoción y el aliento de la pausa, la diferencia entre el relato de la acción y el diálogo de los personajes, la estructura rítmica del período sintáctico, la apoyatura de lo sonoro, las fórmulas rimadas, todo esto le proporcionan a su memoria, el enlace con la lengua como vehículo de expresión y comunicación.

Subraya Rodari este aspecto fundamental de lo oral: «De sus esfuerzos para  entender el cuento forma parte el esfuerzo para entender las palabras de que está hecho, para establecer entre ellas analogías, para realizar deducciones, extender o restringir, precisar o corregir el campo de su significado, los límites de un sinónimo, la esfera de   la influencia de un adjetivo.  En su "descodificación", este elemento de actividad  lingüística no es secundario, sino tan determinante como los demás”.

 Es vital que el niño escuche y comparta con otros niños esa sensación/silencio/expectación del que escucha. Obviamente no estoy hablando de un silencio impuesto, sino de ese especial, hondo momento en que la interioridad y la emoción aflora a los ojos, al cuerpo. El niño que escucha lee la significación de la narración en la entonación, en el ritmo, en el gesto del rostro y manos, por muy mesurado que éste aparezca”.

La aventura de oír: cuentos y memorias de tradición oral”  
Ana Pelegrín

Gracias a Belén Molina y a Belén Castellanos por traernos al aula la magia y el saber que los cuentos encierran. La larga lengua del cuento nos llevó por caminos de afectos, abrazos, calidez, de la verdad frente a la mentira... porque ¿qué contamos cuando contamos un cuento?. MUCHAS GRACIAS.


"Pedro y el lobo":  "Los cuentos los hipnotizan porque les acerca el mundo a los ojos. Es la primera mirada, la de la sorpresa, la del 'no sé qué se guarda', que decía San Juan de la Cruz”     
 Federico Martín Nebras







"El fantasma tenía asma" y "Adivina cuanto te quiero":  "El cuento surge para calmar el miedo, para traer la luz. Por eso en Las mil y una noches las historias se contaban 'para hacer desaparecer las sombras", y León Felipe decía eso de: 'He visto: que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos... Que el llanto del hombre lo taponan con cuentos... ", recita Federico Martín Nebras.