Cantar es una
actividad colectiva, que permite experimentar el calor, el apoyo, la colaboración
del grupo y la evidente necesidad de la aportación personal.
Las
canciones que los niños cantan explican cosas, expresan sensaciones, animan
juegos, establecen órdenes, crean momentos de atención, comunicación, alegría,
con un soporte sonoro producido por ellos mismos.
El
niño que canta aprende a utilizar el lenguaje musical, el lenguaje oral, en ocasiones
el escrito, descubriendo sus propias posibilidades, educando su voz, ritmo,
memoria musical e imaginación sonora, y experimentando el gozo que la
interpretación colectiva puede producir.
Todos los folklores tienen en su haber un
buen número de canciones infantiles que son las que consideramos más adecuadas,
ya que contienen las estructuras musicales más propias de la música del país al
que pertenecen, a la vez que aportan a la colectividad infantil un sin número
de elementos lúdicos, mágicos, expresivos, organizativos, valorativos, etc. En
ocasiones canción, juego y cuento son una misma cosa.