“Las
cosas se construyen en su identidad al tiempo que, paradójicamente se deshacen
y se convierten en otras cosas. También el mismo niño se encuentra y se
confirma en su propio devenir” (Loris Malaguzzi)
Es
mucha la literatura pedagógica que hay sobre la utilización del material de
desecho o ascendente como material didáctico. Quiero comenzar recomendando el
articulo “El material de desecho” publicado en Cuadernos de Pedagogía (nº 119)
del que es autora Alicia Vallejo Salinas, buena amiga y conocedora de nuestro
colegio.
Las
hermanas Agazzi centradas en el interés del niño, en su globalidad, atienden a
la emoción,
al sentimiento, tanto como a las destrezas y habilidades, y a las competencias para
hacer y vivir juntos. Tuvieron en cuenta lo mismo que Decroly y, además, el
paseo y cuestiones de índole socioeconómica: cuánta riqueza hay en “tesorillos”
y “basurillas” que pueden recogerse en una salida. Materiales gratuitos que permiten fabricar juegos, juguetes y materiales didácticos, disfrutando además
del proceso constructivo y de la creatividad. Son unas pioneras del material de
desecho que a partir de la cumbre de Tblisis (1973) entró en aquellas aulas en
las que se pretendía reducir, reutilizar y reciclar los materiales en pos del
desarrollo de la educación medioambiental y ecológica.
El
hecho de transformar los objetos y con ellos el mundo, proporciona al niño un
conocimiento de la realidad, una valoración de su medio y un proceso de
seguridad en si mismo.
Gema,
la mamá de Rodrigo Carrero, ha venido al cole con una propuesta que suponía
utilizar, percibir, manipular, planear, imaginar, construir, descubrir,
inventar, jugar, observar, encajar, organizar, componer, divertirse, todo ello
actuando en grupo, potenciando el pensamiento divergente. Los materiales de
desecho han generado que, juntos, descubramos otras posibilidades y, a la vez,
han sido fuente de socialización. Gema, MUCHAS GRACIAS.