domingo, 26 de marzo de 2017

Música en la escuela.

"...La música es una parte indispensable de la cultura humana universal.
 Aquellos que no poseen conocimientos musicales 
tienen un desarrollo intelectual imperfecto.
 Sin música no existe hombre completo integral..." 
Zoltán Kodály

              La música es el arte de combinar los sonidos en el tiempo. El sonido es su materia prima. En Educación Infantil, el niño capta los sonidos que oye a su alrededor y goza jugando con su propia voz o con juguetes sonoros.

            La audición debe ser el punto de introducción para la formación musical. De los sonidos del entorno el oído humano no puede evadirse pero si puede seleccionarlos a medida que los va diferenciando. Para escuchar necesitamos centrar la atención en unos sonidos determinados. En este momento borramos todos los otros sonidos que no nos interesan. Buscamos el silencio, pero el alumnado de E. Infantil no entienden el silencio, no lo quieren; pero si entienden y aman la actividad motriz, por esoconociendo las características e intereses del niño, hay que llevarlo hacia un universo sonoro procurando que actúe como oyente e intérprete.







         A través del canto el niño se inicia en la interpretación de la música ya compuesta, correctamente elaborada, estructurada con los elementos que integran el lenguaje musical. En una canción se combinan sonidos más agudos y más graves, más largos y más cortos, que es preciso interpretar con la intensidad más adecuada; se interpretan frases (formadas por melodías y ritmos) que se repiten ordenadamente conduciendo la melodía desde sus puntos iniciales a sus puntos cadenciales. Todo ello constituye el orden y la estructura propia del lenguaje musical. Al cantar el niño experimenta  una vivencia estética, puesto que la canción es una pequeña o gran obra de arte cuya interpretación y comprensión requieren móviles estéticos; cantando se aprende música y se comprende y experimenta qué es la música. Cantar es una actividad colectiva, que permite experimentar el calor, el apoyo, la colaboración del grupo y la evidente necesidad de la aportación personal.




          En cuanto a la educación del ritmo, es preciso también partir de la actividad rítmica espontánea del niño, entendiendo por actividad rítmica espontánea el conjunto de manifestaciones vitales en las que éste se pone de manifiesto. Desde el punto de vista musical, interesa que la niña y el niño vaya adquiriendo la capacidad de expresar sonoramente distintos ritmos y de adaptarse a los distintos tempos que se propagan.  La expresión de los ritmos debe ser el resultado de un conjunto de experiencias musicales vividas, de una maduración motriz, de una progresiva capacidad espontánea de adaptación, de una práctica y dominio en la coordinación de movimientos, y de un sentido rítmico interno. Pretendemos que la expresión del ritmo se realice a través de juegos, danzas y ejercicios realizados individualmente, en pequeño grupo y en gran grupo; que a través de las actividades rítmicas se establezca una comunicación positiva entre todos los miembros del grupo-clase de E. Infantil de 4 años. 





Aunque las posibilidades del juego  instrumental realizado por el alumnado sean modestas, éste no puede faltar en Educación Infantil. Para la exploración del sonido todos los instrumentos son válidos desde el principio, ya que no se trata de utilizarlos con una técnica concreta. Desde los instrumentos de percusión elemental, no afinados, al teclado, la guitarra o la flauta, nos sirven para explorar los instrumentos, y descubrir sus múltiples cualidades sonoras. Experimentando libremente, niñas y niños descubrirán las diversas maneras de tocar un instrumento, desarrollando al mismo tiempo las destrezas motrices y manuales. Es, además, un ejercicio excelente para educar en la medida en que se desarrolla la capacidad perceptiva del oído, las sutiles diferencias sonoras.











Gracias a la Escuela Municipal de Música por vuestra colaboración en esta apasionante tarea de “enseñar música en la escuela no de manera tortuosa, sino como un disfrute para el alumno; inculcándole una sed por la música de calidad, una sed que le durará para toda la vida”.


Gracias, Mónica, por sorprendernos con tu guitarra, por invitarnos a escuchar, cantar, tocar y bailar; por ser la primera maestra de música de tu hijo y compartirlo con los demás. Dijo Kodaly -pedagogo musical húngaro-  que la educación musical de un niño “empieza nueve meses antes de nacer”.